Los 99

Evitando una cultura de menosprecio

iglesia menosprecio

El post anterior lo terminé que deberíamos evitar ser Éfeso, una iglesia que peca menospreciando a los jóvenes, y debo confesar que lo hice a propósito, buscando añadir un efecto de suspenso que pudiera resolver en este nuevo post. ¿Qué puedo decir? A veces me gusta un poco de drama.

Pecando contra el cielo y contra tí

Se que para algunos la palabra “pecar” es demasiado fuerte y probablemente piensan que es inapropiada en este contexto. Sin embargo la elegí intencionalmente porque creo que la Biblia nos muestra claramente que además de pecar contra Dios, también es posible pecar contra otros seres humanos.

Por ejemplo, en su primera carta a los Corintios, Pablo les dice a los cristianos que se consideran maduros que deben tener mucho cuidado con lo que hacen para no pecar contra sus hermanos más debiles y herir su débil conciencia 1.

También, hay que recordar que Jesús dio a sus discípulos sobre lo que se debe hacer cuando También, hay que recordar que Jesús dio instrucciones precisas a sus discípulos sobre lo que se debe hacer cuando otro ser humano “peca contra tí2 y en la conocida parabola del hijo pródigo, se nos dice que cuando el muchacho gastalón finalmente se arrepintió, al hacerlo se dió cuenta que había pecado no solamente contra el cielo sino también contra un hombre: su padre terrenal3.

En “El Dios Pródigo”, Tim Keller dice:

Pedir la herencia mientras el padre estuviera vivo era lo mismo que desear su muerte. Básicamente el hijo menor estaba diciendo que quería las cosas de su padre, pero no a este. 4

En otras palabras, el hijo menor menospreció a su padre y lo insultó publicamente al pedirle su herencia y esto, a los ojos de Jesús, constituía un pecado contra un ser humano que se sumaba a los pecados que había cometido contra Dios. Por estos y otros ejemplos, es que estoy convencido —lo digo con temor y temblor—, que cuando una persona denigra el valor de otra persona que ha sido creada a la imagen de Dios, sin importar la forma que esta denigración tome, el resultado es pecado.

Regresando al tema del post anterior, esto es lo que Pablo le encarga a Timoteo:

Encarga y enseña estas cosas. Que nadie te menosprecie por ser joven. — 1 Timoteo 4:11-12a

La importancia de éste mandamiento no radica solamente en la urgencia de proteger los sentimientos de Timoteo, sino que —al igual que otros mandamientos de la misma carta—, tiene el propósito de poner un alto a una cultura de pecado.

El menosprecio

Esta palabra que en 1 Timoteo se traduce como “tener en poco”, o en otras versiones como “menospreciar” y en otras como “despreciar” es una palabra que en su idioma original tiene connotaciones muy fuertes. Es la misma palabra, por ejemplo, que usa Jesús cuando dice que nadie puede tener dos señores porque amará al uno y “despreciará” al otro. También Jesús la utiliza durante el sermón que encontramos en Mateo 18, luego de hablar sobre la jerarquía inversa del reino de los cielos y antes de comenzar la famosa parabola de la oveja perdida, Jesús advierte contra la practica de menospreciar a los menos poderosos 5

El punto al que quiero llegar con todo esto es que cuando hablo del menosprecio y de los efectos de provoca, quiero subrayar que se trata más que de un problema de emociones y valores liberales; que el pecado del menosprecio rebasa el dominio de los sentimientos y representa una amenaza para el cuerpo de Cristo.

John Gottman, un renombrado psicólogo y experto en relaciones maritales ha dicho que, tras muchos años trabajando con parejas, llegó a la conclusión de que el desprecio (uno de los cuatro jinetes del divorcio) es es el indicador más importante que una relación está en serios problemas.

Sin importar la forma que tome, el menosprecio puede ser letal para una relación. El Dr. Gottman dice: “El menosprecio es ácido sulfúrico para el amor”. Es el más venenoso de todos los asesinos de relaciones, destruyendo la salud psicológica, emocional y física.

Si el menosprecio es ácido sulfúrico para el amor, entonces podemos entender que sus efectos letales se extiendan mas allá de el vínculo matrimonial para envenenar todo tipo de relaciones que requieren de amor para funcionar; amistades, noviazgos, familias y por supuesto: iglesias.

De acuerdo con Gottman, el menosprecio toma muchas formas:

  • Humor hostil y sarcasmo
  • Burlas, apodos y arremedos
  • Lenguaje corporal ofensivo (voltear los ojos, gestos de burla, etc.)

Esto quiere decir que, de manifestarse en la iglesia, la cultura del menosprecio no aparecería en las maneras más obvias: violencia, discriminación abierta, segregación, sermones racistas, etc. Más bien se manifiestaría en un número no pequeño de hostilidades casi imperceptibles, muy parecidas a los que algunos han llamado microagresiones.

Microagresiones

En la película de Los Pitufos6 filmada en 2011, hay una escena en la que un pequeño grupo de pitufos quienes habían salido de su aldea por primera vez en su vida, y en medio de su aventura empiezan a recordar con cariño a sus hermanos pitufos, con excepción de uno, de quien Pitufina dice:

¿Saben a quién no extraño? A Pitufo Pasivo-Agresivo. Ah sí, siempre es muy amable pero cuando se va te sientes mal.

De acuerdo a la Wikipedia en Inglés, una microagresión, es un término utilizado para describir expresiones cotidianas, ya sea verbales, de conducta o de entorno que comunican actitudes derogatorias u hostiles contra ciertas personas.

Aquí, el prefijo micro es la clave. Cualquiera de estas expresiones vistas de forma aislada puede ser interpretada como un inocente malentendido y es solo en conjunto, cuando se acumulan, que revelan su carácter agresivo. Y es por esta razón que son muy difíciles de identificar y señalar incluso para las personas que las experimentaron.

Mary Jo Sharp, una apologista cristiana, escribió un libro llamado “Why I still believe”7 , el cual es una especie de ejercicio de introspección, donde la autora trata de responder a la pregunta titular, acerca de por qué sigue aferrándose a su fe cristiana a pesar de las malas (horribles, terribles, no buenas) experiencias que ha tenido en la iglesia. Cuenta la experiencia que tuvo al llegar a una iglesia cristiana por primera vez:

La esposa del pastor se había posicionado de manera que todos debían pasar junto a ella para llegar al santuario. Como suele suceder cuando estoy nerviosa, me volví exageradamente extrovertida. Con una voz súper optimista y melodiosa dije “Buenos días“. Mientras nos recibía con una sonrisa, me di cuenta que estaba evaluando mi vestimenta. Su sonrisa de desvaneció rápidamente a la vez que decía: “debes conseguir mejor ropa, algo que no muestre escote”.

En el resto del libro, Mary Jo, narra como es que aún a pesar de lo incómodo de esta primera interacción con la iglesia, tardó años antes de darse cuenta que ésta había sido tan solo parte de un patrón de hostilidades apenas perceptibles, las cuales —tras un par de décadas— se acumularon de tal manera que casi la orillaron a dejar el cristianismo para siempre.

Ese mismo libro contiene esta reveladora cita de Daniel Taylor:

No estoy pensando tanto en las fallas históricas de la iglesia (inquisiciones, cruzadas, quemas de personas y así) sino en experiencias personales con hipocresía, legalismo, intolerancia y otros pecados que amenazan al cuerpo de los creyentes. 8

Lo que a menudo sucede es que el menosprecio no es visto como un problema real y sus múltiples manifestaciones son desestimadas como simples malentendidos o — en el peor de los casos— incluso como tergiversaciones malintencionadas por parte de las supuestas víctimas. ”Ay no, no seas exagerado, estaba bromeando”. “No es para tanto”. “Debes haber escuchado mal”. “Necesitas aprender a perdonar”.

Estos pequeños

Al final de su Libro, Mary Jo decide quedarse en la iglesia gracias a que posee un profundo conocimiento apologético y teológico que le ayudan a mirar más allá de sus terribles experiencias en la iglesia. Aún así, es muy desconcertante que la conclusión a la que llega es que no hay nada que hacer, que la iglesia no tiene remedio y que no queda más que tener las herramientas espirituales para soportar la cultura del menosprecio.

Pero no todos tenemos estas herramientas.

Todos hemos escuchado la anécdota burlona de aquellas personas que se van de las iglesias que porque alguien les vio feo o que porque no les saludaron y culpamos su falta de madurez y compromiso mientras damos gracias a Dios que no somos como ellos, pobres tontos, que van vagando por el mundo cazando la mítica iglesia perfecta.

La realidad es que es difícil medir el peso y la importancia de cada gota de menosprecio, pero cuando finalmente se colma el vaso, nuestra cultura eclesiástica prefiere culpar al vaso por su falta de capacidad antes que culpar a la gotera.

Pero la Biblia no hace eso, la Biblia pone todo el peso y toda la responsabilidad de cuidar a los hermanos más débiles y a los pequeños. en los hombros de los maduros; en los fuertes; en los poderosos. Y el llamado que Dios hace no es a los ofendidos a ser menos sensibles, menos volubles o más maduros (lo que sea que eso signifique) sino a que todos cuidemos lo que hacemos9, lo que decimos10 y como lo decimos11 porque si bien es inevitable que vengan los tropiezos, dice Jesús, ¡ay de aquel por quien vienen!12


  1. 1 Corintios 8:12, donde cabe notar que Pablo piensa que al pecar contra nuestro hermano, por extensión, estamos pecando contra Cristo. ↩︎

  2. En Lucas 15:18 y otra vez, por si no quedó claro, en 15:21. ↩︎

  3. En Lucas 15:18 y otra vez, por si no quedó claro, en 15:21. ↩︎

  4. El Dios Pródigo, Tim Keller, p.28. ↩︎

  5. Mateo 18:10 ↩︎

  6. The Smurfs, en inglés ↩︎

  7. Por qué sigo creyendo ↩︎

  8. Mateo 18:10 ↩︎

  9. La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro? - 1 Corintios 10:29 ↩︎

  10. (…) cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego — Mateo 5:22 ↩︎

  11. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno — Colonenses 4:6 ↩︎

  12. Lucas 17:1, Mateo 18:7 ↩︎